El verano es una época en la que
debemos prestar especial atención a la piel del bebé. La exposición al sol, la
ausencia de ropa que cubra la piel, los cambios de temperatura y la excesiva
sudoración debida al calor afectan a la piel de los bebés de manera mucho más acusada
que a la de los adultos. La sudamina es la principal molestia, un
enrojecimiento de la piel en las zonas de mayor sudor (cuello, pliegues, cuero
cabelludo), acompañada en ocasiones de irritación o pequeñas ampollas. La doctora Paula Aguilera, especialista en Dermatología Pediátrica de la Clínica Dermik de Barcelona y miembro del Grupo Español de Dermatología Pediátrica, nos
explica los problemas que puede sufrir la piel de los bebés en verano y las
principales medidas que debemos tener en cuenta a la hora de cuidarla y
protegerla.
Doctora
Aguilera, ¿qué medidas de prevención hemos de tomar durante estos meses para
proteger la piel de los bebés?
Los bebés menores de un año no
deben exponerse directamente al sol en verano, pues su piel todavía es inmadura
y pueden quemarse y deshidratarse con facilidad. Es conveniente que utilicen
gorros de ala ancha y ropa para cubrir la piel, así como sombrillas. Además,
las mamás deben saber que no deben usar crema protectora solar en bebés que todavía
no hayan cumplido los seis meses de edad.
¿Es
peligroso exponer a recién nacidos a la luz solar del mediodía o por el
contrario es recomendable para evitar la ictericia?
Los recién nacidos no deben
exponerse directamente al sol de las horas centrales del día en los meses de
primavera y verano. En casos de ictericia (coloración amarillenta de la piel
debido a un aumento de la bilirrubina que se da en algunos bebés recién
nacidos) se puede exponer al bebé unos minutos al sol de la mañana o de la
tarde.
¿Es
necesario aplicar crema protectora cada vez que el niño salga a la calle?
Efectivamente. Debemos aplicar
crema solar en las áreas descubiertas e intentar cubrir la piel al máximo con
ropa. Recomendamos
para los niños menores de 6 años la utilización de pantalla total,
ya que tienen alto índice de fotoprotección.
¿Cuáles
son las principales dolencias que afectan a la piel de los bebés en verano?
Uno de los trastornos más comunes
es la miliaria o más conocida como “sudamina”. Se produce debido a la inmadurez
de las glándulas sudoríparas y se manifiesta como pequeñas vesículas claras o
sobre base eritematosa (piel inflamada con manchas rojas). Aparece en áreas
como los pliegues del cuello, torso o la espalda de los bebés. Para tratarla suele
ser suficiente con lociones secantes, como las que contienen talco líquido o
calamina. Es conveniente saber que cuando la erupción es más profunda puede ser
necesaria la aplicación de corticoides de baja potencia.
Mami,
mi piel es sensible ¡Cuídala!
Durante nueve meses el bebé ha
estado protegido en el vientre de su mamá, rodeado de líquido amniótico y sin
exposición a ningún agente externo que pudiera dañar su delicada piel. En el
útero, el unto sebáceo (la grasa blanquecina que cubre el cuerpo del feto y que
en ocasiones todavía mantienen muchos niños en el momento de nacer) le protege
de las infecciones y nutre su piel. Además, a partir del cuarto mes de
gestación comienza a aparecer el lanugo, un vello finísimo que actúa como
aislante y que en muchos recién nacidos todavía se aprecia durante las primeras
semanas de vida. La piel del bebé es especialmente sensible y frágil. Sufre de
una manera más acusada los cambios de temperatura, los roces y la exposición a
agentes tóxicos, al ser más delgada y menos resistente. Por ello, cuanto antes
sepamos que la piel de un recién nacido no es como la nuestra antes podremos
comenzar a cuidarla como se merece.
Dermatitis
atópica. Mayores cuidados para pieles hipersensibles
La
dermatitis (inflamación y enrojecimiento de la piel, que en ocasiones va
acompañado de eczemas o erupciones) es cada vez más común en las consultas de
los pediatras. Puede aparecer en niños lactantes, a partir de los cinco meses,
y requiere de una serie de cuidados especiales para aliviar las molestias que
produce. ¿Cómo cuidarlas en verano? “En verano suele mejorar la dermatitis
atópica, aunque puede agravarse debido a la irritación producida por el sudor.
Hay que seguir hidratando diariamente la piel, pueden usarse emulsiones y
lociones, más cómodas de aplicar que las cremas y pomadas usadas en invierno.
El cloro de las piscinas es irritante, por lo que se recomienda una ducha al terminar
e hidratación inmediata”, explica la doctora Aguilera.
“Los remedios naturales, como los suplementos con ácidos grasos Omega 3 y Omega
6, también pueden ayudar a proteger este tipo de pieles”. Y, ¿qué hacer frente
a un brote? “Hay que utilizar cremas intensivas específicas para la fase de
brote en las zonas con eczema y continuar con la hidratación. Si
esto no es suficiente se utilizarán cremas o pomadas con corticoides de baja o
mediana potencia durante unos días y se retirarán paulatinamente. También es
útil la utilización de compresas húmedas. En este caso, aplicaríamos primero la
crema y posteriormente humedeceríamos una compresa o sábana vieja. Tras
escurrirla, cubriremos la zona tratada, unos 45 minutos”, afirma la doctora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario