Con el paso del tiempo, ser madre a los 40 se ha convertido en algo cada vez más habitual. Este hecho, provocado por la incorporación de la mujer al mundo laboral y su deseo de afianzar tanto su carrera profesional como su seguridad económica, ha dibujado un nuevo horizonte que antes parecía extraño. A esta edad, si una mujer toma la decisión de tener un hijo, debe ser consciente de las posibles complicaciones físicas a las que se enfrenta.
- La fertilidad cae a un ritmo vertiginoso y la calidad del esperma del hombre también es menor.
- Existe una alta probabilidad de que el parto sea por cesárea.
- Es bastante frecuente sufrir diabetes gestacional, hipertensión arterial y, especialmente, preeclampsia.
- Hay un porcentaje mayor de casos de enfermedades genéticas. O malformaciones congénitas.
- La probabilidad de un parto prematuro, un embarazo múltiple o un aborto espontáneo continúa creciendo.
Para evitar, en la medida de lo posible, todas estas complicaciones, lo más recomendable es consultar al médico y prepararse físicamente para el embarazo.
Cuidar aspectos como la nutrición, los hábitos del sueño o el ejercicio físico se convierte ahora en una obligación. Una vez embarazada, la gestación puede controlarse con diversas pruebas médicas que nos den la información necesaria sobre la salud de la futura madre y de su bebé. Si toma la decisión de ser madre, lo hará plenamente consciente y dispuesta a cuidarse, informarse y sacrificarse por su futuro hijo. El único riesgo a nivel emocional es crearse altas expectativas y caer en el error de intentar ser la madre perfecta. En este caso, la única clave es relajarse y vivir la maternidad con naturalidad.
La verdad es que ultimamente el ser Madre a estas edades parece que se ha puesto de moda, quizás ayudado de la difusión que algunas celebrities han tenido de sus experiencias en este sentido y de lo positivo de la misma, Nicole Kidman, Monica Belluci y sin irnos tan lejos, la televisiva Ana Rosa Quintana son ejemplos de ello, en los últimos años.
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