SU PRIMER VIAJE EN COCHE

Con la llegada de un recién nacido, tanto los padres como el niño afrontan unas semanas vitales en las que adaptarse unos a otros y conocer, poco a poco, el ritmo y las rutinas de una nueva vida. Por este motivo, no es recomendable salir de viaje durante sus primeras semanas de vida si no es absolutamente necesario. Si no hay urgencias, lo mejor es dedicar este tiempo a que el bebé comience a reconocer su entorno e incluso a que tome un primer contacto con el mundo exterior a través de los paseos diarios.
Del mismo modo, también es aconsejable empezar con una excursión corta antes de afrontar un viaje largo. La primera excursión servirá para darse cuenta de lo que se debe o no se debe hacer a la hora de desplazarse con un bebé en el coche. Además, será el escenario perfecto para ganar confianza ante una nueva situación.
Pero, por encima de todo, a la hora de viajar con un bebé se debe tener paciencia e invertir el tiempo necesario en la planificación para que la experiencia resulte divertida y enriquecedora. Para que todo salga bien no solo hay que preparar las maletas a conciencia, sino que también se deben tener en cuenta otros aspectos como la puesta a punto del coche, la visita al pediatra o la búsqueda de información en Internet acerca del destino. Apostar por el buen humor, el cariño y la planificación son las claves para que el viaje sea una oportunidad en la que disfrutar de un tiempo extra con el bebé lejos de la rutina diaria.
La seguridad del bebé
Si se viaja en coche, es imprescindible utilizar correctamente los sistemas de seguridad diseñados para los

niños. En primer lugar, se debe elegir un sistema de retención infantil homologado adecuado a la altura y al peso del niño. La normativa europea establece la siguiente clasificación en función de lo que ha llamado grupos de peso:

Grupo 0. Incluye al bebé desde su nacimiento hasta los 10 kilos de peso, es decir, hasta los nueve meses aproximadamente. En este caso, se utiliza un capazo con arneses para colocar en los asientos posteriores enganchado a los cinturones de seguridad. Otra opción es una silla de seguridad levemente inclinada que se coloca en el asiento delantero o en el trasero. Delante se sitúa en sentido contrario a la marcha tras haber desconectado el airbag del pasajero. Detrás se coloca en el sentido contrario a la marcha.
Grupo 0+. Esta nueva categoría abarca desde el nacimiento hasta los 13 kilos. El dispositivo es una silla que se coloca en sentido contrario a la marcha ya sea en el asiento delantero o en el trasero.
Grupo 1. Destinadas a niños con un peso entre los 9 y los 18 kilos, se instalan siempre en el sentido de la marcha. Estas sillas utilizan el cinturón del vehículo o uno supletorio que trae la propia silla. Si este es el caso, normalmente llevan incorporado un arnés de cuatro o cinco puntos de anclaje.
Grupo 2. Para niños de 15 a 25 kilos se compone de un cojín elevador con respaldo que está dotado de protección lateral para la cabeza. Normalmente se coloca en la parte trasera y en el mismo sentido de la marcha. El cinturón de seguridad se coloca por encima del hombro y de las caderas del niño.
Grupo 3. Indicada para los niños de 22 a 36 kilos con una edad de hasta 12 años. Se trata de un cojín elevador que permite adaptar el cinturón de seguridad del coche a las necesidades del niño y que facilita su uso.


Comodidad y entretenimiento
Una vez garantizada la seguridad del niño, también es fundamental velar por su comodidad.
Ambos factores, tanto la seguridad como la comodidad, son los objetivos prioritarios en el primer viaje del bebé. Si queremos que el niño esté cómodo en su primera experiencia como viajero, lo ideal es que el trayecto no sea excesivamente largo. Otro de los puntos a tener en cuenta es la temperatura del interior del vehículo. Aplicar el sentido común y evitar las temperaturas extremas es lo más adecuado. Se puede usar el aire acondicionado para aclimatar antes de partir, pero en el trayecto es preferible bajar ligeramente las ventanillas antes que abusar del aire.
Respecto al descanso, se debe programar una parada cada dos horas de entre 10 y 15 minutos. Descansar, cambiar los pañales o simplemente sacar al bebé durante unos minutos del coche le ayudará a tranquilizarse y a liberar tensiones. Elegir la hora de la salida es tan importante como acertar con el destino. Es aconsejable aprovechar las horas en que el niño esté más relajado para realizar el viaje. Si el trayecto coincide con sus horas de sueño y conseguimos que esté cómodo, el bebé pasará parte del viaje durmiendo.
El tiempo que esté despierto, el objetivo es mantenerlo relajado y entretenido para evitar que lleguen los nervios o el llanto. Para garantizar el entretenimiento del pequeño es vital llevar juguetes tanto para el camino como para el resto de las vacaciones.
El capazo o la silla del niño pueden servir para sujetar alguno de sus peluches o para colocar un mordedor. De este modo, se consigue que el niño lo tenga a su alcance y que no tenga que haber una persona dedicada a recoger constantemente los juguetes del suelo del vehículo. Además, es conveniente llevar una bolsa con sus juguetes favoritos e incluso con alguna sorpresa. Si llega el momento de entretener al bebé con estos juguetes, se recomienda dárselos de uno en uno para evitar que se canse en pocos minutos.
Por último, no hay que olvidar aliados como la música o las películas. Una música tranquila para calmarlo o una película infantil en el dvd portátil para lograr centrar la atención del pequeño pueden ser recursos muy útiles.
Con la situación bajo control es cuestión de vivir y disfrutar una experiencia de la cual saldrán recuerdos imborrables. Seguro que será el primero de un sinfín de viajes en familia.

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