EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO SE DETECTA EN POCAS OCASIONES

El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad (como la agorafobia, fobia social, etc.).

Una persona con TOC, normalmente se da cuenta de que tiene un problema. Al igual que sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.


Cuando el enfermo es un niño pequeño, en muchas ocasiones se tiende a ignorar el problema, considerándolo que lo que le pasa son manías suyas. En los niños suele empezar entre los 7 y los 10 años, y es algo que les causa mucha ansiedad y vergüenza, sobre todo en el ámbito escolar, donde las relaciones sociales se ven interferidas y son muy importantes para estas edades.

A pesar de que hay muchas actitudes que pueden llevarnos a pensar que nuestro hijo padece de trastorno obsesivo compulsivo, y que por tanto debe acudir a un especialista, los más comunes son la obsesión y la compulsión. La obsesión son ideas, imágenes mentales o impulsos que el niño o adolescente tiene de forma recurrente, vuelven una y otra vez, y no puede evitarlo, mientras que la compulsión son comportamientos repetitivos como el lavado de manos, ordenar cosas, apagar y encender la luz.

Si detectáis alguno de estos comportamientos en vuestros hijos no lo dejéis pasar y acudir a un especialista, ya que no es una enfermedad grave, ni mucho menos, es simplemente una enfermedad que debe ser diagnosticada para evitar futuros problemas de adultos.

Si queréis saber más acerca de este trastorno te recomendamos que veas el siguiente documental:







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