Hoy María de 32 años, y amiga, clienta y lectora nuestra de Valencia nos cuenta algo mas sobre ella y la pequeña Marta.
Tengo 32 años y una hija de tres meses. Hasta ahora, todo lo que pueda decir sobre la maternidad es positivo.
Siempre había oído decir que tener hijos te cambia la vida… la verdad es que la mia no ha cambiado tanto sino que se ha enriquecido. Creo que haber dado este paso forma parte de mi desarrollo natural como persona.
Ahora que he dado el paso, me arrepiento de no haberlo hecho antes, pues pensaba que iba a ser más complicado, claro, que me imagino que las cosas no me parecerán tan fáciles cuando acabe mi permiso por maternidad y me incorpore al trabajo.
Desde que me quedé embarazada, y a lo largo del embarazo, estuve pensando en las cosas que me daban miedo, tanto del embarazo como del parto y por supuesto, del hecho de tener un bebé, un hijo. El embarazo transcurrió dulcemente, tengo que decir que al final, lo que más molesto me resultó fue tener que ponerme todas las mañanas aceite o crema antiestrías después de la ducha… no se absorve nunca y la ropa se te pega a la piel… es horrible. También me pareció pesado el tener que hacer pis con tanta frecuencia, sobretodo el hecho de interrumpir el sueño y luego no poder conciliarlo pensando en las preocupaciones arriba señaladas… Finalmente, el parto llegó por sorpresa, con un par de semanas de adelanto, fue rápido, fácil e indoloro (con epidural). La llegada a casa no me impactó como pensaba… eso de salir dos y llegar tres fue bonito. Otra de las cosas que me daban miedo era las noches, y la verdad es que dormimos bastante… (¡casi nunca duermo siesta!) sin embargo, el inicio de la lactancia fue mucho más costoso de lo que había pensado… Curiosamente pensaba que sería fácil y que al mínimo problema me pasaría a la leche artificial, pero cuando llegó el momento, ni fue fácil ni me pasé a la leche artificial a pesar de los problemas, y ahora me alegro.
Una de las cosas que he aprendido es que no hay que adelantar problemas que puede que nunca se presenten. A pesar de que hay que tener un mínimo de previsión, la mayoría de situaciones se resuelven más fácilmente de lo que esperabas.
Durante el embarazo no podía imaginar cómo sería mi vida siendo madre, y ahora que ya lo soy, pienso que mi vida sigue igual, pero no la concibo sin la pequeña Marta.
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